23 de noviembre de 2009

396 Lunas Llenas


¡Gloria al tiempo, las circunstancias y los momentos! Admirable la oscuridad de la noche que ha albergado las 396 lunas llenas que estos ojos han visto pasar, mes a mes, 12 por año, 33 años al final.

Lunas quiméricas que han establecido sus pilares en mis andares de paso taciturno glorificando cada inhalación de oxígeno secular. Que caminando por las veredas ensombrecidas de mi vida alterna me topé con su diabólica eternidad y desahogando mi mare magnum de tribulaciones, con su voz enérgica y varonil me estremeció: "Viva, sea feliz", me resopló en el cielo y que sea lo que en esa nube fue, seré feliz, guiando esta humanidad a través del destino, en el que, por alguna extraña razón, sigo creyendo.

Ha pasado tanto tiempo desde que el pasado dejó de serlo, en el que el presente se marginó a un montón de recuerdos y el futuro parece dislumbrarse abiertamente en mi mirar... "Viva, sea feliz" me susurró su voz al oído, aquella voz etérea que desde el otro lado guía mi camino. Esa voz que el algún momento tendré que dejar ir para pensar con mi propia voz, dejarla ir para que siga su camino a la perfección. Con esa frase que aún me retumba en las meninges me levanto cada día para amanecer entera nuevamente, viviré y seré feliz, todo por amor.

Me autorizaron del más allá a dar el siguiente paso, porque el corazón y el alma me pidieron sereno de madrugada a gritos y como buena romántica de esas medievales, heme aquí, llenándome la cabezota nuevamente de dibujitos a color, canciones de media luz y amaneceres en el jardín. Luego de casi un año vuelven a llenarse las paredes del Santuario con un "Te amo" que ya no había vuelto a escuchar o sentir en esta terrenal vida sin sentido. "Viva, sea feliz". Hoy ando buscando lunas llenas de colores para cambiarle el sonsonete al crujir de mis cadenas, volví a caer rendida y dormir sin soñar después de una noche de baile, tuve que despertar de su letargo a mi oxidada memoria porque hay nuevos temas que grabar en piedra (atención, mucha atención, que son cosas que se dicen una vez, quizá dos, no están en libros o fotocopias... atención, atención). Desempolvé mi risa amarradas a esas temibles cosquillas que tanto le gusta buscar, me he perdido nuevamente en una mirada de tiernas pestañas... válgame Virgen santa, me he vuelto a enamorar.

Se fue mi adorado Halloween, y este año me trepané de alcohol las venas para no llorar, para no sentir que no sonaría el malgriejo aparatejo el 31 a las 7 como en los últimos 10 años. Así que cambié al malgriejo por el amanecer, por compartir el año nuevo con un nuevo querer, me apreté a su pecho y me encerré en sus brazos observando el cambio de cielo, de penumbra a rojo fuego. Y el corazón se me apaciguó y latió al ritmo de su respiración en mi cuello. No lo niego, recordé mil cosas, pero ya no lloré, cerré los ojos y me olvidé a mis sentidos... Al romper el alba le di las gracias a mi amado Diablo por no haberme dejado tan infinitamente sola, por haber pensado libremente en mis debilidades mundanas y humanas, porque su condición de Ángel no le impidió seguir haciendo diabluras a costillas de su bruja favorita, porque vía nube-azul (supongo que así será en vez del mentado bluetooth) le ha enviado el manual de instrucciones para que no le cueste tanto al niño descifrarme. Menos mal que esta criatura es de las que lee los manuales antes, menos mal.

Viene la época de nieve artificial en arbolitos de luces de colores y me he pasado la última hora buscando la versión perfecta de la canción fantasmagórica navideña que tanto me gusta (Carol of the Bells, por cierto, gracias por el dato Rey) y no pude dejar de escuchar su voz cantándola como aquel día en el carro (él sí sabía como se llamaba la cancioncita), una voz hermosa he de decir. Como he recuperado mi locura en vista de las nuevas esencias, es necesario ponerme a tono con el sentir comunal, pero el malgriejo aparatejo no me dará serenata de blancas navidades o renos de narices rojas, habrá que seguir con la tradicional originalidad y pintar con mis fantasmas los estandartes verdirojos propios de la estación.

Me siguen aterrando mil cosas y una más, la responsabilidad, las clases, el tiempo y el espacio, pero compartir este mundo austero y somatado con alguien que no lo ve tan desgraciado pues ha sido bueno para cambiar mi punto focal y de visión. Tantos kilómetros caminados van dando fruto aunque sea de a pocos, y sin darme cuenta me doy cuenta que no estoy tan mal. Sus besos saben a serenidad, su mirada huele a fervor, su piel canta una canción... mi canción.

¡Ah banalidad! ¡Qué es el primer hombre en mi vida sentimental cuya cabeza rebasa la mía, que puedo recostarme en su hombro sin doblar la espina dorsal! El primero que me dice "chiquitía" sin peyoraciones o mofas escondidas tras mi metro setenta y cinco, el primero que puede verme a los ojos sin tener que subir la mirada o esperar a que baje yo el nivel de las gradas. Dulce despertar y dulce acongojarme diría el poeta, que suena interesante el cambio de rutina; que se siente, más que aceptable, adorable, el sentirme quinceañera por segunda vez y a mediados de mi adultez.

Me pregunto hoy al igual que ayer, ¿mañana que me voy a poner? Después del cursillo de latín en la U, viajaré a su mundo para enredarme en sus pestañas, para sentir su risa en mi piel, para encender la luz de mi atardecer con su fresca juventud, porque sus veintes y mis treintas se funden en un percentil que nadie busca interpretación, ni siquiera nuestras mercedes.

Es oficial y con las aprobaciones de rigor (obligadas por los derechos morales y amores eternos): el Santuario levanta su luto, corre las cortinas y deja entrar el sol. "Vayombre, hasta que al fin entendió..." se me asomó la frase en la azotea en este preciso y justo momento, yo sé quien se estará atorando de la risa. Es que ya lo veo, si no lo conociera, sentado en una nube de esas de lluvia, más bien, de las que anuncian tormenta, está bien... está bien, sin arpa, túnica blanca, ni alitas doradas, digamos que con su chumpa de cuero y una camisa bien ajustada (perdón pero hay ciertos hábitos que he decidido no cambiar) moviendo la cabeza de lado a lado, tomándome el rostro entre sus manos y clavándome su mirada dorada y su sonrisa de ensueño "Ya vio, yo se lo dije, y usted que no me quería hacer caso". Como lo extraño, es increíble como un ser humano puede dejar un vacío tan grande con su partida... y lo difícil que es vivir sin su presencia física... porque de que sigue ahí, sigue ahí, perfeccionando sus diabluras a mis costillas. Bendito sea sigue ahí.

¡Salú por las lunas llenas, los calendarios, las verbenas y las pascuas en flor! ¡Salú por los que llegaron al final del arcoiris, los que ya no encontraron, los que van, los que vendrán y los que llegarán! Bienvenidas las sobrinas cuaches del Tío Cuache, la sobrina-nieta de la Tía Bruja (lo de abuelita dejémoselo a la Gildita, que igual lo disfruta), congratulaciones al casi año de la Chunche y veladoras a todos los santos habidos y por haber y de cuanta religión se ha de saber, para que la situación del Clan se mejore, que la mara deje de estar jorobando con sus güiradas y se pongan a pensar, que la vida es Una y no es eterna en este mundanal mundo, que los pucheros están bien para los niños a quienes no les dan el juguete de moda o para las fotos tipo facebook de trompita parada y miradita para arriba.

¡Salú para el Chapín que se fue en seco y no mojado para la Canadia, con sus cachivaches, sus güiros y la güisa! Porque no se le olviden los tortrix, el bocado de la reina y la chapurrada partida en tres, que su sabiduría de Comunicador del Clan sea transmitida de generación en generación y que llene las altas y congeladas tierras del norte con la revolución: este año para el día de gracias ¡A comer fiambre y a beber horchata!

¡Salú al cielo proveedor de lluvias milagrosas que lavan y lavarán las penas de esta alma quejumbrosa! ¡Salú a mi Ángel endiablado que de seguro ya anda organizando su siguiente travesura! ¡Ja! Si no lo conociera yo... ¡Salú al horizonte encendido en fuego que de soslayo amainó la tormenta que se batía en mi corazón el 31!

Porque esta historia que comienza, evolucione, eclosione y permanezca.

7 de septiembre de 2009

¿Una luz a medio camino?


Noche de luna llena, fulgor que tiñe de luz el oscuro malva del cielo nocturno. Que no existe poeta que no haya dedicado algún verso a la luna, dicen por ahí. Yo le he dedicado varios, porque ha sido cómplice, amiga y mala influencia en mis locuras y testigo de pensamientos fébriles. ¡Ah la luna blanca, fantasmal y etérea! Astro regente de lo desconocido, asociado a historias, mitos, cuentos y misterios. Cuantos la adoramos (inclúyome en la cuenta pues es mi diosa favorita) y tantos otros le temen porque no la entienden. Héla ahí una vez más, acompañándome en mis cavilaciones y entretejiendo mis pensares y sentires, una vez más, como siempre.

Ya se me van pasando las horas azul/gris del luto obligado, adicionando a todo esto el hecho de que por primera vez en mucho tiempo escuché un brindis no sólo peculiar y original, sino que sincero: "Brindemos pues por la vida y por la muerte", que sin que pueda explicarlo, me llenó el corazón de paz. En lo que duró el brindis pensé en mi Diablo, en la abuelita que acababa de fallecer y de cuyo entierro había sido partícipe hacía tan sólo unas horas, pensé en mis abuelos, en el Doctor, en mi Lucy y cuanta gente de una u otra forma ha tocado mi existencia y que ahora forman parte de mi tan admirado firmamento. Me sigue pegando como patada de mula vizca la soledad y sigo extrañándolo en cada latido y suspiro que me da el alma. Aunque aquí entre nos no dejo de pensar que ciertos eventos eventuales que han hecho acto de presencia últimamente llevan algo de su sello personal, porque son demasiada casualidad... algo me dice que él tiene mucho que ver en esto. Ya lo veo encuclillado en una nube, clavándome esos ojitos de travesura que tanto amé (y sigo amando), su medio sonrisa entre maloso y picarón, chocando sus manos en señal de malicia y tratando de tragarse la carcajada al verme poner cara de infarto por lo mucho que esos eventos me recuerdan su ser. "Figuraciones mías", me repito una y otra vez tratando de convencerme de que es simple casualidad, pero muy en el fondo me late la esperanza de que sea él quien ande de "mala influencia" provocando semejantes disparates, porque sólo él sabía, porque era asunto entre nosotros nada más.

Ayer lo vi en los ojitos de cinco de la Chunche, esa criatura tiene su misma mirada analítica, en especial cuando frunce el seño y me ve como si me estuviera escudriñando hasta lo que no es escudriñable. Celebramos los 18 de Andrea y juro que lo escuché cantar el Happy Birthday como siempre lo hacía, a destiempo y sin tono, a lo Grinch. Cargando a Camilla me perdí en la nostalgia de los malditos "hubiera"... la abracé tanto como me lo permitió y cerré los ojos tan fuerte como pude deseando despertar y encontrármelo ahí atorado de la risa, es que ya lo estaba oyendo... Abrí los ojos y lo busqué, fue ahí en donde lo encontré en los ojitos de cinco que me veían sin parpadear y lo escuché decirme: "no me diga que se le está antojando..." Me reí, ella me vio y me frunció el seño (marca registrada de los Mérida), y le dije "yo me entiendo Chunche, yo me entiendo". Me hubiera gustado verlo leyendo hasta las letras chiquitas de los empaques de pañales solo para ver si realmente se los estaban poniendo según las especificaciones del fabricante, revisando las instrucciones de lavado de la ropita de bebé o verlo contarle las arrugas de los pies, cuestión de inventario nomás. Me hubiera encantado verlo aconsejándole y dándole ideas de travesuras, llevándola al zoológico o enseñándole a memorizarse el Flabistanón como intentó conmigo y la Divina Comedia "Por mí se va a la ciudad doliente, por mí se va al eternal dolor, por mí se va a la perdida gente, fue la justicia la que movió a mi autor", bueno, algo así, pero ya vio Cielo, algo se me pegó... hubiera, hubiera, hubiera... ¡Ah, como odio lo que no fue!

La otra noche lo sentí abrazarme mientras trataba de dormirme, porque la cabeza no se me apagaba de tanto pensar en las casualidades y en los significados que tanto analizo y busco... yo y mis putas señales, palabra que sólo yo me entiendo. Sentí sus besos de azúcar y miel en mi frente, como siempre hacía cada vez que no podía dormir, sus dedos suavemente jugando en mi pelo y lo extrañé mucho, lo anhelé con todo lo que pude, porque desde que se fue no he podido dormir como lo hacía entre sus brazos, en ese espacio justo y exacto entre su hombro y su pecho. Hay días que no lo siento, no lo oigo, pero sin embargo los rosales no han dejado de florear, las aves del paraíso se terminaron de acoplar y la lluvia ya no me hace llorar.


La luna sigue ahí, con su elegancia de señora antigua, guantes blancos y vestido de seda importada. Mirándome desde allá, custodiando su eternidad, ella es ahora su nuevo hogar.

14 de agosto de 2009

Prófuga


Se esconde,
entre el bullicio cotidiano y las llamadas telefónicas,
entre las miradas de aquellos que sospechan y no se atreven a cuestionar,
encogiendo las manos si te me acercas en demasía,
para no tocarte con toda la ventaja y alevosía;
detrás de la puerta, entre mis libros, junto al lápiz y al borrador,
se esconde está pasión que siento por ti.

Se me acurruca en el vientre adormecida junto a tus caricias,
y anda bailando por los rincones con tus dedos finos de artista,
se obsesiona con los giros repentinos de tus labios,
y se enreda meditabunda en el parpadeo de tus pestañas.

Anda como loca buscando tus amores,
pues la despertaste después de un letargo silencioso y eterno,
se maravilla así como sin querer con la abundancia de tus sabores,
y se esconde nuevamente en tus silencios.

Reta al viento a que la siga,
aunque el aire no le entiende el por qué de la carrera;
le rehúye a tus brazos pero al mismo tiempo los incita,
porque tus suspiros la provocan a retozar en tus caderas.

Ahora es cosa tuya marcarle el paso,
porque esta pasión desquiciada se mueve al son que le toques,
anda desaforada, por eso se esconde,
porque si te llega a encontrar, a solas, sin que nadie lo note,
no habrá poder de Dios que la controle.

29 de mayo de 2009

Dragones del Alma


Hoy vi un dragón volando sobre mi luna y me acordé de aquella noche espesa en que baile entre sus brazos. Los días ya no son tan azul-gris, he logrado confabular más ocupaciones en el cerebro como para estar contando los minutos lacrimosos de mi existencia. Pero aún así lo extraño, aún así me hacen falta esos besos de fuego quemándome las venas de afuera hacia adentro. Le he pedido a la hermosa Diosa le permita bajar a estar inmundas tierras una vez más para deleitarme en su pecho, pero aún no me ha sido concedido el deseo. Hace unos días recibí su mirada cálida a través de un mail y decidí de una vez por todas que esa sería la imagen que me grabaría en la cabezota y no aquella figura espectral de la morgue, fría y ajena a aquel hombre lleno de vida y calor.

Hoy que vi a ese dragón volando sobre mis nubes de lluvia, me acordé de lo mucho que giraba y jugaba de niña, tomando al mundo entre las manos y haciendo de él lo que me daba la gana. Extraño tanto esa energía y voluntad, aquellas interminables horas descifrando el universo en las páginas de un libro, mis manuscritos a lápiz dulcificando las amarguras de mi existencia, coqueteando con el infernal delirio de mi futuro incierto. Extraño vivir sin ataduras, sin responsabilidades, en donde era capaz de amarrar la luna con un beso, cambiar de rumbo el sol a caricia limpia, abriéndole los ojos al mar para adentrarme en él y perderme en su infinito aunque no supiera nadar.

Seguro pronto lo volveré a ver, navegando en el profundo éxtasis de mis congojas y oscuros deseos, porque la verdad es que este incalculable calor me está por volver loca. Debo esperar pacientemente a que termine el período de guardar para volcar mi esperanza taciturna en ese enajenado suspiro bailando en mi cuello que tanto anhelo capturar. Debo esperar a que el viento regrese por mis huesos, para encasillarme nuevamente en esos ojos que se me pierden de cuando en cuando. Porque a este paso no lograré analizar toda su historia, pero quizá logre robarle otro beso húmedo y profundo al destino, con un poco de suerte un orgasmo más entero para subsistir por una eternidad de más.

Otra semana más de canciones melancólicas, de recuerdos amarrados a mi cintura con cordeles de plata y oro blanco, desaforando deseos en mis sueños porque no hay hacia donde huir, al menos no tengo caballo ni negro ni blanco. Hoy escribo por no perder la razón, por llenar de letras mi cielo... porque no le tengo aquí para ocupar mis momentos con movimientos superlativos. Escribo para no perder la poca cordura que dícese debemos conservar para que se nos respete en este mundo de irrespetuosos.

Ese dragón que desea gobernar el mundo sigue en fila esperando por la famosa cita para que el tatuador de ilusiones lo plasme en su nuevo hogar, llenando de magia una parte de mi pequeño universo, para darle pie al unicornio de herencia que igualmente no ha encontrado aún su espacio. Míticos como ellos solos, unificando mis desvaríos, compaginando mis historias, mis velos y desvelos... mis vidas pasadas llenas de castillos y magos azules de cabello platinado y ojos de cristal. Por cierto ¿dónde andará el fulano de terciopelo azul de la casa de piedra?

Madre del más allá, déjame acercarme a ti para llegar a él, permíteme robarle una vez más esos 30 minutos del poema aquel (perdón, pero me gusta tanto) para llenarlo de vida y que él me llene con su muerte, perdón por insistir, pero me hace tanta falta. Dile que dejó parte de él en mi sangre, pero que no logro formar nada concreto de la que dejó en la chumpa... Dile que no puedo dejarlo ir aún, que debo despedirme de él como debió de ser, no de lejos sino aquí, en mí, dentro de mí. Madre de oro, dile que necesito hablar con su mirada de azúcar una vez más, que me perdone por anhelarlo de esta manera tan dispar, por amarlo al sentirlo aquí y odiarlo al verlo partir. Dile que lo hecho de menos en las buenas y en las malas y que aún no logro descodificar la profesía del "Hasta que la muerte los separe"... no debió haber sido así.

20 de abril de 2009

De Cumpleaños y Días de la Madre


Tenía 18 años cuando supe de ella y comprendí que iba a cambiar mi vida definitivamente. No me importó modificar mi mundo por ella, prestarle mi cuerpo para darle su primer hogar, dar mi vida y mi mejor esfuerzo por hacerla feliz. Ese día le hice una promesa: “Todo va a estar bien, te prometo que todo saldrá bien”. Mes y pico después, un 15 de Diciembre, la sentí por primera vez en mi vientre. Ese día terminé de convencerme del enorme milagro que se formaba en mí, y también me moría del pánico por la tremenda responsabilidad que caía sobre mis hombros, una responsabilidad física, moral, espiritual y técnica en todos los sentidos.

A partir de que la concebí su vida me había sido confiada, de mí dependería ahora su formación, que creciera siendo una personita sana y fuerte. Dependería de mí para sobrevivir, tanto dentro como fuera de mí y sería lo que yo le enseñaría a ser, aprendería a comer, caminar, vestirse. Ahora necesitaba cuidarme no sólo para verme o sentirme bien, ella también compartía mi cuerpo y mi salud. Sus primeras palabras, sus primeros conocimientos, sus influencias, sus juegos y gustos vendrían principalmente de mi persona, pues estaría conmigo prácticamente todo el tiempo. Y no tenía ni la más remota idea de cómo iba a hacer todo eso, todos aconsejan, pero nadie asegura, definitivamente no venimos con manual de instrucciones.

Un 24 de abril nació mi Pulga, que no sólo estaba hermosa sino que saludable y con unos pulmones de campeonato. En cuanto la tuve entre mis brazos, el tiempo se detuvo y no había nadie más que ella. Esos primeros segundos viéndola a los ojos me confirmaron que la perfección sí existe, y me enamoré perdidamente de ella. “Todo va a estar bien“, le dije, una confirmación a aquella promesa que habían sido mis primeras palabras. Mi corazón latía a todo vapor y esa criaturita pequeñita y arrugada me miraba con una picardía tan propia de ella, tan única y especial, picardía que a la fecha conserva y no me canso de admirar. El camino que nos esperaba por delante no iba a ser fácil, éramos sólo nosotras dos, pero me armé de valor y seguí andando, con ella como mi estrella guía y cuando menos me lo espero veo la luz del sol entibiándome el rostro y el alma, y ella junto a mí, con sus ocurrencias, bailes y travesuras.

Trece años después de aquella mañana de abril, me encuentro en la parada del bus, esperando a que regrese de la jornada escolar. ¡Cómo ha crecido! Se está convirtiendo en toda una señorita y junto a los cambios de la adolescencia, entraron sus cambios de carácter. Ya no es la niña caprichosa aquella que pretendía resolver todo a la fuerza, ahora es toda una damita, aprendió a manejar sus sentimientos y frustraciones, la casa es un mar de tranquilidad, únicamente el exigente maullido del Loki y la Nin reclamando un pedazo de jamón o los Jonas Brothers a todo volumen. Tantas veces desconfié de mi capacidad maternal, cuantas noches lloré creyendo que todo estaba saliendo al revés pues no lograba la estabilidad que tanto soñaba para ella y para mí. Después de tanto tiempo perdida en un mundo sin pies ni cabeza, vuelvo a tener en el alma ese sentido de pertenencia, esa necesidad de seguir adelante y ser cada vez mejor.

La veo y no lo creo. Me recuerda tanto a mí cuando estaba de su edad, con las mismas ganas de vivir, el mismo ímpetu y por supuesto una que otra novedad propia de ella. La veo y me siento completa, a pesar del tiempo y las complicaciones, he llegado a cumplirle aquella promesa, hoy por hoy todo está bien, es más, todo está mejor de lo que alguna vez pude soñar para ella. Ahora no sólo somos madre e hija sino que también somos amigas, ella aprende de mí y yo de ella, todos los días es una experiencia nueva. Ser madre me ha ayudado enormemente a ser mejor persona y mujer, a querer ser más de lo que ya soy solamente por darle a mi princesa un mundo mejor. No hay día que no le pida al cielo sabiduría para poder enfrentar los peligros que nos acechan a diario, fuerza para combatir los demonios que encontremos en nuestra ruta y la capacidad de crearle un mundo perfecto en donde se sienta segura y confiada. Atrás quedaron los días de incertidumbre cuando supe que crecía dentro de mí, quizá no esté cien por ciento segura de lo que debo hacer, pero tengo una idea más global y concreta de hacia donde dirigirme.

Hasta ese momento magnífico en que vi su corazoncito latir en la pantalla del ultrasonido no había comprendido la importancia del concepto de “familia”, prácticamente lo había dado por hecho. Ahora entiendo lo necesario que es para nosotros como seres humanos sentirnos parte de algo y palabra que no me arrepiento de haberla tenido. He podido compartirle mi mundo, ese mar de personas que nos rodean a diario, mi gente, mis recuerdos, mi vida entera. Pero para mí, el centro de mi universo ha sido ella. Tuvimos la oportunidad de compartir estos últimos cuatro años con un hombre maravilloso que nos demostró con hechos lo que es el amor incondicional y sin barreras, nuestro mejor amigo y compañero del alma. Aunque el cielo reclamó su presencia demasiado pronto, nos dejó tanto a las dos, pero sobretodo a mí, pues sus vivencias y consejos como hijo de madre soltera llenaron mis arcas con ideas únicas y especiales las cuales aplicaré día a día con mi hermosa Pulga. Sin dejar atrás, por supuesto, otro tanto de gente maravillosa que añadir a nuestra vida y familia. Al principio éramos sólo nosotras y ahora se nos llena la casa para las piñatas y fiestas.

A un par de semanas del 10 de mayo, he de decir también por si viene al caso, que celebrar el día de la madre para mí no es cuestión de un día, sino que ha sido de los últimos trece años, a diario. Porque no hay día que no me enorgullezca de ser su mamá, de formar parte de su vida como ella forma parte de la mía. Hoy por hoy, le doy gracias al cielo por haberme confiado a esta angelita, y por mi vida que no pienso decepcionarla por nada de este mundo.

16 de marzo de 2009

La Doñita de los Gatos


Se la ve todos los días hablando con ellos, les platica,
ellos le contestan con sus maullidos pululantes
que retumban en el vacío,
les entiende, los consuela,
se hacen compañía mutuamente.

Se la ve rondando la casa
como fantasma de alma en pena,
llenando de recuerdos las paredes,
quizá un príncipe azul,
quizá un sueño dorado de brillantina y oropel,
quizá un mundo de extrañas criaturas
que nunca logró plasmar en papel,
quizá un claroscuro verde/azul a medio pintar.

Ayer la vi sentada al pie de la ventana que da al jardín,
contando los pétalos de sus rosas
que lentamente caen en la verde alfombra de primavera;
contando los pétalos como si fueran minutos deshojados
de aquel viejo reloj sin cuerda
que mustio se aferra a la pared;
animando al viento a seguir su curso
y que siga botando los colores desvanecidos por el tiempo,
“quizá así regresa” murmura para sí misma,
“quizá así vuelva a ser”.

Y sus gatos le cuidan el afanoso andar
de alma antigua
que recorre la casa sin ritmo ni razón.
La ven pasar, la hacen reír con sus gatunas ocurrencias,
la ven llorar y le lamen las lágrimas
en consuelo a su espíritu marchito y desolado.

Le mantienen viva la rutina para que no le pese,
porque lleva sobre la espalda las dos o tres vidas
críticamente vividas en escasas tres décadas.

Cuando el ánimo se lo permite,
se esconde los años detrás del pelo,
guarda las penas en la gaveta de las pastas
(para después del almuerzo o quizá para la hora del té)
y sale a regar el jardín a platicar con las flores
mientras sus gatos juegan a cazar ilusiones.

No la dejan ni a sol ni a sombra,
son parte de su fe, parte de su enajenado mundo.
Y le da igual si la humanidad la critica,
la juzga o le juega la vuelta,
igual les comenta a sus niños
que el mundo sigue de cabeza,
que ella cada día está más loca,
que la gasolina volvió a subir,
que la vecina le dio un sopapo a la güira
por no tender la ropa al revés.

Ahí está la doñita de los gatos otra vez,
cantándole al difunto su canción,
soñando despierta otra vez;
quien se la ve nadie la entiende,
pero igual, ella así es…
con gatos y todo, así es.

14 de marzo de 2009

Sucedió un 13 de Marzo


Sorbo con los ojos cerrados y con suspiros entrecortados un poco de ese vino Carmenere que tanto me remonta a mis memorias, me doy cuenta que lo peor es, que sorbo a sorbo, se va acabando en vez de rellenarse. Me llena la cabeza, la garganta y el corazón con un tibio resplandor de ensueño y tristeza. Se me quedan atoradas las frases y palabras mezcladas entre cantos, llantos y amalgamas de sentimientos frágiles y frúgiles. Repaso el día con cautela, por hobby, para ocupar las pocas neuronas que aún están despiertas y sin envinar. El día comenzó algo lento, se me olvidó llevar fichas para los condenados huelgueros que cada día me caen más mal, un par de semanas más y se van. Este año decidí no pelear, no discutir, seguí mi camino para dar vuelta llegar a la gasolinera y sacar dinero, pacíficamente entrego mis tres monedas para que me dejen entrar y acomodar mi vehículo (“full estrógeno” diría Aquel). El Decamerón en película no estuvo tan mal, al menos un pequeño espacio de tiempo en silencio y tranquilidad, demasiado cerca, demasiado lejos de mi serenidad. Al caer el final de la mañana, en la típica tertulia de después de clases, seguimos dándole rienda suelta a la teoría de lo absurdo como de costumbre, hablando de todo y nada a la vez, dos que tres pendientes de cuanta fémina pudieran abarcar en su rango de observación y análisis, uno algo obsesionado con mi escote (sin poder evitar sentirme halagada e interesante… son tres meses y pico ya de no saber quien soy) y Aquel cumpliendo su papel indirecto de compañía y apoyo, alborotándome las ideas con sus abrazos sin mala intención.

Un comentario me nubla la mente, se abre la bolsa de recuerdos y se me pierde la vista en el horizonte. Los oigo hablar, reírse y rebobino para regresar a la plática. La conversación comienza a girar en torno a las metidas de pata y los bebés sin planificación. Me preguntan si me arrepiento de haber participado en la estadística nacional de madres solteras… mientras mi interlocutor se da a entender mejor refraseando la pregunta para no darse a mal entender, en tres segundos mi vida pasada revolotea frente a mis ojos… de no ser por la Pulga todo hubiera sido una pérdida total de tiempo, esfuerzo y calentura. Me viene a la mente la sentencia del Boris: “yo creo que usted no se arrepiente de lo que le pasó, sino del tiempo que perdió”… condenado chiquito, qué razón tuvo siempre al respecto (por cierto, ¿dónde andará? ¿seguirá “viajando” o habrá sentado cabeza?). Gracias a la luna y sus milagros, no se adentró más la conversación en los detalles… sólo Aquel sabe más más que menos lo que pasó, y a pesar de los pesares, en cierta forma no me siento muy orgullosa que digamos de ser parte de ese porcentaje de babosas que perdieron meses o años en una relación cuyo final escribimos con sangre... literalmente.

Más risas y palabrotas, uno que otro comentario coherente y otra sarta de incoherencias que me hacen reír, se me llenan los pulmones de aire y pienso… hoy por hoy, no me asfixio. Las miradas semi-disimuladas del niño del escote me recuerdan cuando mi diablito me chuleó la cruz roja de mi mamá para la boda de la Ilmy: “Qué linda su cruz”, seguro que la cruz pensé… después confesó que sí, se dio cuenta de la cruz y fue el pretexto ideal para estirar los ojos más allá. No pude evitar sonreír, ese diablo divino siempre traveseando, pero siempre con estilo, respeto y elegancia… pero jamás pudo ocultar de mí su morbo estratégico en esos ojitos de miel y azúcar… válgame, cómo lo extraño.

Poco a poco y uno a uno se van retirando, el ardiente sol de medio día se hace presente para despertarnos del trance matutino y recordarnos que cada uno tiene más planes, más vida, más cosas por hacer. Uno a trabajar, Aquel y compañía a botar el estrés según previa planificación y yo de regreso a mi papel de madre y guerrera a seguir haciendo lo que debo y a sacar fuerzas del oxígeno que entró hoy. Hoy no estoy muy de humor para hacer vida social por teléfono, así que dejaremos los saludos de rigor para otro día, a las 3 la Pulga al dentista y de regreso a la casa.

Media noche ya y el Casillero cosecha especial 2007 se acabó sin avisar (muy bueno por cierto Cielo, lástima que no llegó a catarlo). En la tele, haciendo de música de fondo, el capítulo repetido de la tarde (y de hace como tres temporadas) de CSI, hoy ya es mañana y el vino no surtió efecto. La idea era que me amodorrara el cerebro y dejara de pensar en Aquel jugando sutilmente con mis uñas a medio Decamerón, en las miradas indiscretas del otro y en la mucha falta que me hace el claroscuro de sus demoníacas curvas aquí en mi cama. Los gatos no han molestado, ni han sentido que sigo despierta, milagro la Nin no ha venido a alegarme por lo mismo.

Mañana hay kermesse y la Pulga se apunta a sus labores de adolescente, el domingo el baby shower de Luisa y el lunes no llega Aquel para hacerme reír y calentarme las venas con sus abrazos, así que será un fin de semana largo y tedioso… tengo que hacer lo de lingüística, terminar de depurar lo de Lite, armar lo de Historia del Arte y encima tratar de subsistir por un par de días más… sólo un par de días más, para luego volverlos otros dos y así las de nunca acabar.... caminando, se me pasa la vida caminando... y tú no estás...

Gracias Diego por darle un aliciente a mi vanidad de mujer, gracias Rey por no dejar que me ahogue en esta soledad, gracias mi Diablito hermoso por seguir caminando junto a mi cansado andar. Gracias Vida por permitirme morir una noche más y resucitar al primer toque del alba.

26 de febrero de 2009

Mi Vida Después de su Muerte


Según la ley de los seres vivos, nacemos, crecemos, nos reproducimos y luego nos morimos. Yo he nacido, crecido, me reproduje y he muerto unas tantas veces a lo largo de mi existencia, pero sigo viva, cada vez con menos fe en la humanidad, medio zombie ante los crueles artilugios con que el destino a veces nos enfrenta, pero igual, sigo viva, aunque mi diablo personal haya encontrado primero el camino. Vale la pena mencionar que no ha sido fácil, cada prueba o entrega especial del destino se hace más cruel e hipócrita, no logro captar aún el dulzor que dícese tiene la existencia al inicio de los 30's. Voy por el 32 y cada vez se me complica más, el alma me pesa, a veces siento que he perdido el toque, ese gránulo de magia que me rodeaba el aura... mi hermoso diablo cooperó con hacerme creer nuevamente en el romanticismo cursilesco en el que creía de niña, pero ahora que no está se me hace tan inverosímil.

Hace un rato salí al jardín y me di a la tarea de contar los botones de los 13 rosales que lo encuadran... 38 en total y 4 flores a full color. Él en algún momento al inicio de nuestra vida me dijo: "rosales para mi niña hermosa, para que siempre tenga flores"... no pude evitar melancolizar mi mañana y de paso pasármela azul-gris todo el día, porque egoístamente me parece poco tener un jardín a tope de flores, colores y pensamientos y el corazón increíblemente vacío debido a su inminente ausencia. Yo sé que desde el cielo (o donde quiera que haya estacionado su luz) se ocupa de pintarme el mundo de colores como lo hizo en vida... pero igual no me acostumbro a no tenerlo bellamente desnudo en nuestra cama siempre dispuesto a mis locuras y trances depravados. El vacío es enorme, demasiado grande para lograrlo encerrar en una bolsa plástica y tirarlo a la basura, extremadamente complicado enfrascar mis recuerdos y guardarlos para después.

Héme aquí ahora, viuda, joven, triste, al borde del abismo y con las manos llenas de frases sin contexto, sin ton ni son, con sueños a medio morir y más razones para odiar al planeta que de costumbre... pero viva y con muy pocos motivos para mantener firmes los pilares de mi existencia. The show must go on, pero ¿qué pasa cuando la historia no cuadra con los personajes? ¿qué pasa si el escenario deja de serlo al encender la primera luz? ¿qué pasa si los boletos se agotan sin una audiencia propia del show?

Hoy por hoy, el Santuario está de luto, la luna permanecerá vacía hasta la próxima luna azul en donde quizá haya algún contacto terrenal con el más allá, pero con una ironía tan causal, que ahora que guardo la cordura para después, la locura de mis escritos fluyen como caudal sin fin. Definitivamente sólo logro escribir cuando mis emociones se encuentran en un total chop suy sin sal. Reanudemos pues este jolgorio de grafías, ahora que mi espacio necesita ocio y quizá así lograré que mis instintos se apaciguen con la ducha fría de mis carreras lingüísticas.

De momento estará algo lúgubre, en honor al luto emocional que embarga al Santuario, de momento será azul-gris mientras conjuro el nacimiento del último Unicornio que quizá sea el salvador de este andar de procesión. ¡Qué entre el verano pues! Con sus calores de infierno, el olor a corozo y aserrín, las visiones coloridas de los mangos, las ciruelas y las torrejas, las sandalias destapadas y los shorts que no me atrevo a usar en público. Que comience el modelaje de ofertas cerveceras, el olor a coco y mar en ceviche, los rezos y las novenas, los caminantes purpúreos llenando las avenidas con su caminar arrastrado y murmuros penitentes. ¡Qué entre el verano pues atormentando mi invierno!

Mi alma viaja en el tiempo constantemente
buscando respuestas a mis porques
y lo único que he conseguido hasta hoy
han sido más interrogantes que aclarar.

Me falta tu calor, tu vida,
tu respiración en mi cuello
llenándome de aire fresco el corazón
estremeciéndome la piel hasta perder la razón.

Me quedé en este limbo terrenal
con mis treinta minutos de más
robados al martes en el poema aquel.

Se me acabó la cordura,
el sentido y la dirección,
y me quedó este fuego azul
esta ansiedad sin color.

El frío del pasto me recuerda constantemente
mi último adiós a tu cuerpo apagado;
porque sin tu calor, sin el timbre de tu voz
hasta el sol se me congela entre los dedos.

Treinta Minutos


Estaba ahí,
Al pie de la columna que sostiene el techo
Esperando por ti.

Estaba ahí,
Con mis sueños envueltos en papeles de colores
Llenos de versos sin rimar.

Estaba ahí,
Buscándole excusas al tiempo
Porque no se detuvo a pensar por mí.

Estaba ahí, de pie, sola, esperando por ti
Después de tantas lunas soñando tu ausencia.

Estaba ahí,
Prendida de mis recuerdos y te vi.
Te vi llegar,
Con tu andar en las nubes,
Con tu voz de primavera y tu mirada clara.
Y me quedé entre tus labios,
Bailando mis amores,
Suplicándole al tiempo dejara de correr
Y se detuviera a tomarse un café,
Para poderte tener media hora más.

Treinta minutos de besos
Con sesenta segundos de abrazos cada uno.
Treinta minutos más
Que no contarían en las pocas horas que tenemos para darnos luz.
Treinta minutos de más que voy a robarle al martes entrante.

Después cada quien regresará a su mundo,
A los papeles, las llamadas y las prisas.
A tus apuntes y notas,
A mis redacciones y cuentos.
A esas noches en las sombras,
Dando vueltas en la cama sin suspiros
Recordando tus besos, tu voz, tu cielo.

Estaba ahí
Al pie de la columna que sostiene el techo,
Esperando por ti.
Negociándole al sol los treinta minutos del martes
Y te vi…. Y apagué el reloj.

Ahora estoy aquí, junto a ti,
con mis treinta minutos de besos de más.

A Minute with an Angel


Shut the door behind you,
I don't want the sky to see us both.
Come close, sit right here beside me
so I can taste the sweetness of your eyes.

Tell me, try to explain to me,
how does it feel when we die?
Did you saw a light? Did you talked to God?
Did you walked among those who parted before?

My earthly world is breaking apart,
day by day my heat is twisting my mind.
I keep looking for a way out of this mess
but then I realized that you left with my keys.

Please, my love, help me understand,
help me put this freaking soul of mine at ease,
take my hand and lead me to the end of the road
so I can make love to you once more.

Did you hear my voice calling?
Did you felt my presence from above?
I've been so lonely and lost without your touch
so empty, so dry, so numb.

Leave the window open as you go
feel free to come around any night;
I'll be here with my eyes closed tight
so with every dream you'll stay
and maybe, just maybe won't fade away.

Until the morning calls you back to heaven,
back to heaven, so far away from here
.