26 de febrero de 2009


Mi alma viaja en el tiempo constantemente
buscando respuestas a mis porques
y lo único que he conseguido hasta hoy
han sido más interrogantes que aclarar.

Me falta tu calor, tu vida,
tu respiración en mi cuello
llenándome de aire fresco el corazón
estremeciéndome la piel hasta perder la razón.

Me quedé en este limbo terrenal
con mis treinta minutos de más
robados al martes en el poema aquel.

Se me acabó la cordura,
el sentido y la dirección,
y me quedó este fuego azul
esta ansiedad sin color.

El frío del pasto me recuerda constantemente
mi último adiós a tu cuerpo apagado;
porque sin tu calor, sin el timbre de tu voz
hasta el sol se me congela entre los dedos.

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