14 de agosto de 2009

Prófuga


Se esconde,
entre el bullicio cotidiano y las llamadas telefónicas,
entre las miradas de aquellos que sospechan y no se atreven a cuestionar,
encogiendo las manos si te me acercas en demasía,
para no tocarte con toda la ventaja y alevosía;
detrás de la puerta, entre mis libros, junto al lápiz y al borrador,
se esconde está pasión que siento por ti.

Se me acurruca en el vientre adormecida junto a tus caricias,
y anda bailando por los rincones con tus dedos finos de artista,
se obsesiona con los giros repentinos de tus labios,
y se enreda meditabunda en el parpadeo de tus pestañas.

Anda como loca buscando tus amores,
pues la despertaste después de un letargo silencioso y eterno,
se maravilla así como sin querer con la abundancia de tus sabores,
y se esconde nuevamente en tus silencios.

Reta al viento a que la siga,
aunque el aire no le entiende el por qué de la carrera;
le rehúye a tus brazos pero al mismo tiempo los incita,
porque tus suspiros la provocan a retozar en tus caderas.

Ahora es cosa tuya marcarle el paso,
porque esta pasión desquiciada se mueve al son que le toques,
anda desaforada, por eso se esconde,
porque si te llega a encontrar, a solas, sin que nadie lo note,
no habrá poder de Dios que la controle.