16 de marzo de 2009

La Doñita de los Gatos


Se la ve todos los días hablando con ellos, les platica,
ellos le contestan con sus maullidos pululantes
que retumban en el vacío,
les entiende, los consuela,
se hacen compañía mutuamente.

Se la ve rondando la casa
como fantasma de alma en pena,
llenando de recuerdos las paredes,
quizá un príncipe azul,
quizá un sueño dorado de brillantina y oropel,
quizá un mundo de extrañas criaturas
que nunca logró plasmar en papel,
quizá un claroscuro verde/azul a medio pintar.

Ayer la vi sentada al pie de la ventana que da al jardín,
contando los pétalos de sus rosas
que lentamente caen en la verde alfombra de primavera;
contando los pétalos como si fueran minutos deshojados
de aquel viejo reloj sin cuerda
que mustio se aferra a la pared;
animando al viento a seguir su curso
y que siga botando los colores desvanecidos por el tiempo,
“quizá así regresa” murmura para sí misma,
“quizá así vuelva a ser”.

Y sus gatos le cuidan el afanoso andar
de alma antigua
que recorre la casa sin ritmo ni razón.
La ven pasar, la hacen reír con sus gatunas ocurrencias,
la ven llorar y le lamen las lágrimas
en consuelo a su espíritu marchito y desolado.

Le mantienen viva la rutina para que no le pese,
porque lleva sobre la espalda las dos o tres vidas
críticamente vividas en escasas tres décadas.

Cuando el ánimo se lo permite,
se esconde los años detrás del pelo,
guarda las penas en la gaveta de las pastas
(para después del almuerzo o quizá para la hora del té)
y sale a regar el jardín a platicar con las flores
mientras sus gatos juegan a cazar ilusiones.

No la dejan ni a sol ni a sombra,
son parte de su fe, parte de su enajenado mundo.
Y le da igual si la humanidad la critica,
la juzga o le juega la vuelta,
igual les comenta a sus niños
que el mundo sigue de cabeza,
que ella cada día está más loca,
que la gasolina volvió a subir,
que la vecina le dio un sopapo a la güira
por no tender la ropa al revés.

Ahí está la doñita de los gatos otra vez,
cantándole al difunto su canción,
soñando despierta otra vez;
quien se la ve nadie la entiende,
pero igual, ella así es…
con gatos y todo, así es.

14 de marzo de 2009

Sucedió un 13 de Marzo


Sorbo con los ojos cerrados y con suspiros entrecortados un poco de ese vino Carmenere que tanto me remonta a mis memorias, me doy cuenta que lo peor es, que sorbo a sorbo, se va acabando en vez de rellenarse. Me llena la cabeza, la garganta y el corazón con un tibio resplandor de ensueño y tristeza. Se me quedan atoradas las frases y palabras mezcladas entre cantos, llantos y amalgamas de sentimientos frágiles y frúgiles. Repaso el día con cautela, por hobby, para ocupar las pocas neuronas que aún están despiertas y sin envinar. El día comenzó algo lento, se me olvidó llevar fichas para los condenados huelgueros que cada día me caen más mal, un par de semanas más y se van. Este año decidí no pelear, no discutir, seguí mi camino para dar vuelta llegar a la gasolinera y sacar dinero, pacíficamente entrego mis tres monedas para que me dejen entrar y acomodar mi vehículo (“full estrógeno” diría Aquel). El Decamerón en película no estuvo tan mal, al menos un pequeño espacio de tiempo en silencio y tranquilidad, demasiado cerca, demasiado lejos de mi serenidad. Al caer el final de la mañana, en la típica tertulia de después de clases, seguimos dándole rienda suelta a la teoría de lo absurdo como de costumbre, hablando de todo y nada a la vez, dos que tres pendientes de cuanta fémina pudieran abarcar en su rango de observación y análisis, uno algo obsesionado con mi escote (sin poder evitar sentirme halagada e interesante… son tres meses y pico ya de no saber quien soy) y Aquel cumpliendo su papel indirecto de compañía y apoyo, alborotándome las ideas con sus abrazos sin mala intención.

Un comentario me nubla la mente, se abre la bolsa de recuerdos y se me pierde la vista en el horizonte. Los oigo hablar, reírse y rebobino para regresar a la plática. La conversación comienza a girar en torno a las metidas de pata y los bebés sin planificación. Me preguntan si me arrepiento de haber participado en la estadística nacional de madres solteras… mientras mi interlocutor se da a entender mejor refraseando la pregunta para no darse a mal entender, en tres segundos mi vida pasada revolotea frente a mis ojos… de no ser por la Pulga todo hubiera sido una pérdida total de tiempo, esfuerzo y calentura. Me viene a la mente la sentencia del Boris: “yo creo que usted no se arrepiente de lo que le pasó, sino del tiempo que perdió”… condenado chiquito, qué razón tuvo siempre al respecto (por cierto, ¿dónde andará? ¿seguirá “viajando” o habrá sentado cabeza?). Gracias a la luna y sus milagros, no se adentró más la conversación en los detalles… sólo Aquel sabe más más que menos lo que pasó, y a pesar de los pesares, en cierta forma no me siento muy orgullosa que digamos de ser parte de ese porcentaje de babosas que perdieron meses o años en una relación cuyo final escribimos con sangre... literalmente.

Más risas y palabrotas, uno que otro comentario coherente y otra sarta de incoherencias que me hacen reír, se me llenan los pulmones de aire y pienso… hoy por hoy, no me asfixio. Las miradas semi-disimuladas del niño del escote me recuerdan cuando mi diablito me chuleó la cruz roja de mi mamá para la boda de la Ilmy: “Qué linda su cruz”, seguro que la cruz pensé… después confesó que sí, se dio cuenta de la cruz y fue el pretexto ideal para estirar los ojos más allá. No pude evitar sonreír, ese diablo divino siempre traveseando, pero siempre con estilo, respeto y elegancia… pero jamás pudo ocultar de mí su morbo estratégico en esos ojitos de miel y azúcar… válgame, cómo lo extraño.

Poco a poco y uno a uno se van retirando, el ardiente sol de medio día se hace presente para despertarnos del trance matutino y recordarnos que cada uno tiene más planes, más vida, más cosas por hacer. Uno a trabajar, Aquel y compañía a botar el estrés según previa planificación y yo de regreso a mi papel de madre y guerrera a seguir haciendo lo que debo y a sacar fuerzas del oxígeno que entró hoy. Hoy no estoy muy de humor para hacer vida social por teléfono, así que dejaremos los saludos de rigor para otro día, a las 3 la Pulga al dentista y de regreso a la casa.

Media noche ya y el Casillero cosecha especial 2007 se acabó sin avisar (muy bueno por cierto Cielo, lástima que no llegó a catarlo). En la tele, haciendo de música de fondo, el capítulo repetido de la tarde (y de hace como tres temporadas) de CSI, hoy ya es mañana y el vino no surtió efecto. La idea era que me amodorrara el cerebro y dejara de pensar en Aquel jugando sutilmente con mis uñas a medio Decamerón, en las miradas indiscretas del otro y en la mucha falta que me hace el claroscuro de sus demoníacas curvas aquí en mi cama. Los gatos no han molestado, ni han sentido que sigo despierta, milagro la Nin no ha venido a alegarme por lo mismo.

Mañana hay kermesse y la Pulga se apunta a sus labores de adolescente, el domingo el baby shower de Luisa y el lunes no llega Aquel para hacerme reír y calentarme las venas con sus abrazos, así que será un fin de semana largo y tedioso… tengo que hacer lo de lingüística, terminar de depurar lo de Lite, armar lo de Historia del Arte y encima tratar de subsistir por un par de días más… sólo un par de días más, para luego volverlos otros dos y así las de nunca acabar.... caminando, se me pasa la vida caminando... y tú no estás...

Gracias Diego por darle un aliciente a mi vanidad de mujer, gracias Rey por no dejar que me ahogue en esta soledad, gracias mi Diablito hermoso por seguir caminando junto a mi cansado andar. Gracias Vida por permitirme morir una noche más y resucitar al primer toque del alba.