8 de agosto de 2007

"Petén, La Primera Frontera: Camino a los Centroamericanos de Mini Volley Ball"


Jueves 2 de Agosto del año cabalístico 2007. Unas con la cara verde del susto, otras con la adrenalina a mil, una que otra con carita de sueño, todas hiper nerviosas, contentas, extasiadas, medio muertas del miedo. Nunca falta la que lleva equipaje como para 20 días en el Yukón, snacks incluídos. Unas quizá no es su primera aventura solas, para otras, incluyendo a la Super Pulga, sí, esta es su primera vez lejos de casa sin familiares cerca (o al menos en el mismo transporte). Varias veces ha viajado con su tío, abuelos, inclusive fuera del país con su papá, pero esta es su primera aventura en solitario. Armada únicamente con la mochila típica con su ropa, los artículos personales clásicos de un viaje, 5 barras de granola, 2 botellas de agua Vita y 3 manías japonesas, la estuve acompañando desde afuera del bus intentando transmitirle la mayor cantidad de seguridad y compañía que pudiera para que dejara de tener ese color de angustia en los ojos, al menos hasta que el bus arrancara y se fueran.


Me costó más a mí, creo yo, ver el bus partir. Un bus con 12 corazoncitos latiendo a mil por hora. Después de varias semanas de entreno, partidos de eliminatoria y muchos triunfos, ahí van, rumbo a la gloria. Van invictas, sin ningún partido perdido, llevando en el alma y en el corazón el título de “Campeonas Regionales” representando a mucho orgullo al departamento de Guatemala. Para unas no es la primera vez que se enfrentan en un campeonato, para las que comenzaron este año es el primer evento de este tipo. Han trabajado muy duro, sudado la playera y desecho las rodilleras, van todas por un sueño: El Título Nacional, para luego llevarlo con mucho más honra y orgullo a los Centroamericanos.


El bus arranca, me despido de ella como por cincuentava vez, recomendándole se porte bien y si le da sueño que se quite los lentes para no doblarlos. Se me llenan los ojos del alma de lágrimas, una mezcla de felicidad y miedo, pero como puedo le sonrío a mil tratando de transmitirle la mayor cantidad de fe que pueda, mi bebé sale por primera vez a volar por sus propias alas, su primera experiencia como una personita totalmente independiente de su familia. Cruzo la calle y le tomo una foto al bus completo, una imagen más para su álbum de recortes, ese que llevo a medias y para el que sigo acumulando fotos que en algún momento me dedicaré a completar para la “posteridad”. Se me ocurre en ese momento que debí haber llevado la cámara de vídeo para documentar su partida y eventualmente quizá editar algo que poderle dar tanto a ella como a sus compañeras de grupo, un recuerdo también para los papás que por una u otra razón no podrán estar ahí con ellas, y que como yo quizá estén con el corazón a medio explotar, quizá, veremos como nos va. Porque claro, se va ella hoy, pero Les y yo partimos el viernes por la noche y poder estar en el graderío muriéndonos de los nervios con cada golpe del balón y echándole porras a todo pulmón con el clásico "uno más, uno más" al faltarles un punto nada más para llevarse el set.


Me acerco al carro y veo el bus encaminarse a la carretera, pasan frente a mí y desde el interior del bus se mueven un montón de manitas diciéndome adiós. Es un grupo único, relajeras, escandalosas, solidarias, van todas con la emoción a flor de piel y la determinación de regresar triunfantes. Hubiera dado el alma con tal de poder estar en su piel y vivir esa emoción de primera mano, pero cada quien en su año. Como veterana en el Volley tuve mis glorias, aunque nunca a este nivel, y el sentimiento es fantástico. Si ella está sientiendo en cada juego aunque sea una pizca de lo que yo sentí, puedo imaginarme el “rush” de adrenalina y las miles de maripositas en el estómago que lleva.


Veo el bus desaparecer entre los carros que presurosos se amontonan en la calle, le rezo una pequeña oración a mi Virgen adorada para que las cuide, proteja y las llene de energía y temple para ganar, se lo merecen tanto, han luchado tanto por llegar hasta donde están. Otra plegaria por mi Super Pulga, por esos nervios envueltos en lágrimas que lleva acumulados en los ojitos, porque se porte bien, porque no se le pierda nada, porque no se sienta sola en las noches, porque pueda dejar en el hotel las maripositas y juegue con todo, por sus saques, sus recepciones, por sus repentinos dolores de estómago y cabeza culpa de los nervios.


“…Acompáñalas Madrecita y llénalas de alegría… a mi beba dale paz y llénale el tanque con la energía suficiente para sentirse única y especial… porque eso es lo que es, una Pulga única y especial…”



¡¡¡VA POR EL CAMPEONATO CHICAS, A CONQUISTAR EL MUNDO!!!

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